Por Rafael Huacuz Elías
En este siglo XXI hemos sido testigos de una serie de revoluciones sociales y tecnológicas que están transformando nuestro entorno. La formación educativa, que recibimos en el siglo anterior, se modificó radicalmente ante el nuevo sistema educativo del presente. Como respuesta a los impactos ambientales, producto de una sociedad en constante crecimiento y consumo, surgen nuevos proyectos educativos y sociales que responden a nuevas exigencias planteadas en la actualidad:
1. Mejorar las condiciones de vida en las ciudades, que permitan el desarrollo de una cultura democrática y participativa específicamente en el tema ambiental.
2. Crear las circunstancias para la prosperidad e inclusión social, que garanticen un Estado de Derecho y transparencia en la aplicación de leyes y sanciones correspondientes.
3. Propiciar desarrollo e inclusión económica que brinden integridad sectorial e independencia ambiental, de conformidad con su jerarquía y su transversalidad temática, utilizando el Ordenamiento Ecológico como política de planeación territorial tanto estatal como municipal, articulando las políticas de movilidad a las políticas de infraestructura urbana.
4. Las políticas ambientales deben ir aparejadas de una estrategia de educación ambiental efectiva y profunda con el fortalecimiento del derecho a la información ambiental.
5. La formación educativa tiene que transformarse y adaptarse a las nuevas exigencias que demanda la sociedad; el teletrabajo, las videoconferencias y los cursos a distancia nos obligan a modificar nuestros esquemas actuales de enseñanza.
Todos los puntos anteriores se incorporan a la nueva enseñanza de la arquitectura que modifica su estructura curricular tradicional y se fusiona con el urbanismo ante un cambio de escala para comprender de mejor manera la ciudad y su contexto ambiental.
Desde luego que el tema ecológico se convierte en la piedra angular de los estudios urbano-arquitectónicos contemporáneos ya que existen dos condicionantes que no pueden pasarse de largo: el cambio climático y la Nueva Agenda Urbana. El primero de ellos es resultado de nuestras acciones globales en el uso de combustibles fósiles, lo que está modificando el clima del planeta y afecta a toda la población mundial. El segundo tema es la Nueva Agenda Urbana (NAU) que se aprobó en la Conferencia de las Naciones Unidas (ONU) sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible también conocida como “Hábitat III”, que fue celebrada en Quito, Ecuador, el 20 de octubre de 2016.
La NAU, nos dicen los informes oficiales, “es una guía para orientar los esfuerzos en materia de desarrollo de las ciudades para una amplia gama de actores: estados, líderes urbanos y regionales, donantes, programas de las Naciones Unidas, academia, la sociedad civil, entre otros para los próximos 20 años” (ONU, 2021).
La Nueva Agenda Urbana busca promover ciudades más incluyentes, compactas y conectadas mediante la planificación, el diseño urbano, la gobernanza, la legislación urbana y la economía urbana. Procura crear un vínculo de refuerzo recíproco entre urbanización y desarrollo; para lograr lo anterior es menester dejar de lado la enseñanza tradicional y ligar esta con el no menos importante tema de los Objetivos del Desarrollo Sustentable, también conocidos como la Agenda 20-30, y son una iniciativa impulsada por la ONU para dar continuidad y permanencia a la agenda del desarrollo global en diesisiete temas tales como: el cambio climático, la desigualdad económica, la innovación, el consumo sostenible, la paz y la justicia. En este sentido, específicamente nos interesa resaltar el objetivo 11, ya que señala la necesidad de “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Las ciudades son hervideros de ideas, comercio, cultura, ciencia, productividad, desarrollo social y mucho más. En el mejor de los casos, las ciudades han permitido a las personas progresar social y económicamente” (ONU, 2021).
Finalmente, quienes nos encontramos en el ámbito universitario desde la licenciatura en Arquitectura, Urbanismo y Sustentabilidad, formando nuevas generaciones de profesionistas, debemos ser flexibles ante las nuevas ideas que generan los constantes descubrimientos científicos para ser capaces de adoptar y fomentar la utilización de las nuevas tecnologías con creatividad e imaginación sociológica en la enseñanza educativa; lo cual nos marcará como actores fundamentales ante la necesidad real de un beneficio social que nos permitirá enfrentar los retos actuales que vivimos ante la educación a distancia y por confinamiento de enfermedades altamente contagiosas como el COVID-19 y lograr las metas y los objetivos aquí descritos.
Referencias
ONU (2021). La nueva agenda urbana en español. Disponible en
http://onuhabitat.org.mx/index.php/la-nueva-agenda-urbana-en-espanol