Por Diana Rebeca Andrade Vargas
Un aspecto muy importante en el día a día es la alimentación. Por eso, en esta ocasión el Centro de Orientación Psicológica de la Universidad Latina de América quiere hablarte de un concepto que no es muy conocido, pero está bastante normalizado en cuanto a nuestra relación con la comida: las conductas compensatorias. Mencionaremos cómo estas se pueden convertir en conductas de riesgo y dañar la forma en la que nos percibimos y cuidamos nuestro cuerpo y mente. Así que, a continuación, te explicaremos qué son, qué peligros conllevan y cómo detectarlas a tiempo a fin de modificarlas.
Las conductas compensatorias son comportamientos que buscan compensar el efecto negativo de una conducta no saludable, mediante la ejecución de una conducta que un sujeto piensa que es saludable. Esto llega a ser problemático, puesto que surge a partir de un conflicto entre motivaciones, generado por el deseo de querer involucrarse en una práctica que se considera placentera, pero no saludable. Por ejemplo, imaginemos que deseas bajar de peso, no obstante, un día se te antoja comer tacos y lo haces. Para compensar dicho desliz, decides hacer más ejercicio al día siguiente o saltarte alguna comida con el objetivo de equilibrar las calorías.
Las motivaciones y la culpa son dos factores que están relacionados con estas creencias, cuyas supuestas compensaciones suelen parecer positivas. Sin embargo, además de promover estereotipos sociales de cómo se debe ver un cuerpo sano y en forma, —y, a su vez, incitar a perpetuar los estándares de belleza que son perjudiciales para la salud mental—, se ha encontrado que las conductas en cuestión son un factor de riesgo dentro del desarrollo de algún trastorno alimenticio: se normaliza el estar tan consciente de las calorías, repudiar ciertos alimentos, el uso de dietas innecesarias, entre otras cosas más.
Estas conductas se convierten en un foco rojo, porque provocan ansiedad y culpa por haber hecho algo que no debías hacer. Si tu humor cambia y si también te sientes culpable al no hacerlas, puede significar que tu alimentación ya se está rigiendo a partir de conductas compensatorias.
Para el Centro de Orientación Psicológica y para la Universidad Latina de América, es importante que realices un examen de conciencia y que recuerdes que está bien disfrutar de la comida. Es primordial aprender a escucharnos a nosotros mismos y entender por qué nos comportamos de cierta manera. De esta forma, será más sencillo poder diferenciar el momento en que caigamos en una conducta encaminada a cuidar nuestro cuerpo o a compensar un descuido.
Nosotros estamos a cargo de nuestra propia vida y de lo que decidamos hacer con ella. Esto conlleva celebrarnos y tratarnos con cariño, porque el cuerpo que dañamos es con el que vamos a vivir toda la vida. Si la comida es uno de los mayores placeres que podemos gozar, mantener una relación negativa con ella dañará nuestra salud emocional y mental. Te aconsejamos evitar encasillar los alimentos en categorías buenas y malas, la comida no debe tener una carga moral. Es tu cuerpo, es tu vida, tú decides cómo vivirla y las personas alrededor de ti no tienen por qué opinar sobre ella.
Referencias
López-Aguilar, X. (2017). Restricción alimentaria, insatisfacción corporal y conductas compensatorias en obsesas con diferente nivel de patología alimentaria. Psicosomática y Psiquiatría. Recuperado de https://psicosomaticaypsiquiatria.com/restriccion-alimentaria-insatisfaccion-corporal-conductas-compensatorias-obesas-diferente-nivel-patologia-alimentaria-atracon/
Ogueda, J. y Barra, E. (2017). Creencias compensatorias de salud: Implicaciones para la salud y adherencia al tratamiento. Psicología y Salud, 27(2), 207-211.