Por Elisa Orozco Pérez
A una corta edad somos conscientes de dónde estamos y de lo que nos rodea; sabemos de los países vecinos y de aquellos que están muy lejanos. Conforme vamos creciendo, la información del mundo exterior llega a nuestras manos y es cuando podemos ver lo diversa que es la raza humana a lo largo del planeta; vemos diferentes costumbres, tradiciones, valores e ideologías que nunca antes habíamos visto.
De la teoría a la práctica se rompen barreras; en especial cuando se trata entre culturas, y es por eso que escuchamos de Norte a Sur la importancia de tener experiencias multiculturales. Algunos de nosotros tenemos este intercambio cultural a través de las redes sociales, pero es muy diferente a tener una interacción cara a cara y de manera cotidiana con un extranjero; entonces, ¿cómo podemos tener estas experiencias desde nuestra universidad? Actualmente, en el área de Movilidad Académica existe el programa “Buddies” que consiste en dar acompañamiento a nuestros compañeros de intercambio durante su proceso de adaptación y a lo largo del semestre.
Personalmente, tuve la oportunidad de participar durante el periodo de Otoño 2021 y fue una experiencia que no solo me deja una buena amistad, sino que me permitió ver al país de mi compañera y al mío desde diferentes ángulos. Durante nuestro primer encuentro, por supuesto que salió a tema la actual pandemia y nuestras diferentes maneras de tratarla. Ella alivianada al respecto y yo un poco nerviosa, compartimos lo que sucedía en nuestros países; conversamos desde que algunos creían que la vacuna era un dispositivo de rastreo del gobierno hasta las reglas que se nos impusieron para evitar la propagación. Con nuestro primer adiós entablamos una buena relación y se dio el inicio de una buena experiencia para las dos.
Con el paso del tiempo ayudé a nuestra compañera a integrarse en diferentes actividades cómo Proyecto Habesha, en dónde pudo compartir sus experiencias y escuchar otras para sus actividades académicas aquí en México y en su país de origen, Francia. Después de eso, el contacto en materia escolar era poco; en vez de eso, hablábamos de memes, chismecitos, canciones, comida o cualquier cosa random y así se fue pasando el tiempo, desde dando direcciones para vernos (utilizando cómo referencia las formas de la calle) hasta preguntas de “¿por qué mi casa es tu casa?”.
Con el fin de semestre también llegó su partida, pero no un adiós; sino un hasta pronto. El tiempo fue corto, mas por las restricciones de la pandemia, pero eso no impidió nada y mucho menos hizo de esta experiencia algo malo o pesado. Tal vez suena rara esta experiencia, pero es como la película del hombre arácnido (evitemos copyright), hay que vivirlo para comprenderlo. Recuerda que si quieres tener experiencias como estas te puedes acercar a Movilidad Académica o con tu director; siempre hay diferentes actividades que te permiten este intercambio cultural, solo es de buscarlas y comprometerse.
