Por: Hevert Enrique Alvarez Carreón, alumno de la Licenciatura en Arquitectura, Urbanismo y Sustentabilidad
Me llamo Hevert y quiero contarles como pase de entrenar en mi casa con un saco y un par de guantes a competir en los regionales de CONDDE con la UNLA.
En mi infancia nunca fui un niño deportista, tuve mi intento con el fútbol, pero rápidamente descubrí que mi destreza no era con los pies y los balones. Sin embargo, a mis 13 años conocí los deportes de contacto, específicamente el boxeo, y fue ahí donde me di cuenta de lo que mi cuerpo era capaz. Nunca fui una persona agresiva o impulsiva como muchos podrían creerlo o como podrían etiquetar a los que practicamos este deporte. Toda mi vida he evitado los conflictos, y este deporte me ha ayudado mucho en eso, pues, me ha brindado un auto-control y enfoque como pocas cosas en la vida pueden hacerlo. Durante seis años entrené de manera paulatina e informal, para mí era una manera de liberar energía y liberar mi mente, un hobby.
Fue entonces, al momento de elegir universidad, en un evento de «Descubre UNLA» se me comentó que la universidad recientemente había comenzado a apoyar este deporte, y sí, la UNLA me tenía ya encantado con el plan de estudios y las instalaciones, pero este hecho fue un increíble plus. Fue en ese momento que comencé a entrenar con una gran disciplina, a pesar de que parecía ser algo difícil de lograr debido a la pandemia. Sin embargo, la organización impecable de Deportes UNLA hizo que incluso los entrenamientos en línea fueran una experiencia fantástica. Así transcurrió casi un semestre e incluso empezamos con los entrenamientos presenciales antes que las clases, lo cual resultó ser muy beneficioso para familiarizarme con la universidad.
A pesar de haber entrenado solo durante casi un año, la escuela nunca disminuyó su atención hacia mí ni hacia el club. Siempre fuimos tratados de manera excelente y recibimos apoyo incondicional en nuestra primera competencia. Fue en ese momento cuando tuve la oportunidad de participar en mi primer torneo en Sahuayo. A pesar de tener poco tiempo de entrenamiento, estaba motivado para dar lo máximo de mí y aprender todo lo posible de la experiencia.
Aunque fui eliminado en las semifinales, en lugar de sentirme deprimido, puedo decir que me sentí sumamente satisfecho con mi desempeño. Di lo mejor de mí y eso es algo que Deportes UNLA siempre nos ha inculcado: no importa el resultado, lo importante es darlo todo. Esta mentalidad nos ha acompañado en cada competencia a la que hemos asistido, siempre con un gran apoyo que en mi experiencia, me ayuda a sentirme más seguro y enfocado.
El boxeo para mí es más que solo golpes, desde mi manera de verlo es un juego de estrategia, debes aprender a pensar rápido y a confiar en los instintos que has entrenado tanto tiempo. Puedo describirlo de dos maneras, una es que es como una conversación, una danza que tienes con la otra persona, sin decir una sola palabra, mientras ambos competidores estén enfocados y tengan un buen espíritu deportivo, se consigue un gran momento en el que ambos están en el mismo canal; dando lo mejor de sí, pero nunca con un sentimiento negativo. Una de mis partes favoritas es al terminar la pelea y sin importar el resultado ver el respeto que sientes por tu contrincante y él hacia ti. La otra forma de describirlo es que es un enfrentamiento contigo mismo, es decir, a pesar de que tienes a otra persona frente a ti, solo piensas en demostrarte a ti mismo de que estás hecho porque tú sabes todo lo que hiciste para estar ahí, todo el esfuerzo previo que has puesto en esos tres rounds de tres minutos, así que hay dos formas de bajarte del ring: una en la que estás incómodo con el resultado, pues sabes que podías más, o la otra donde bajas sin importar el resultado sabiendo que diste tu máximo y lo mejor de ti, ese es un sentimiento muy placentero.
Puedo decir que también me ha servido mucho estar en este club de box, pues me ayuda a desenvolverme mejor en otros ámbitos, como mi carrera y me ha ayudado a ser más seguro de mí mismo, siempre he tenido una cierta conducta de liderazgo y con la seguridad que me da este deporte me he desenvuelto mucho mejor en ese aspecto.
Para finalizar, hablaré de mi equipo y como el club de box de la Universidad Latina de América es una de mis partes favoritas de la universidad, pues a pesar de que el boxeo puede considerarse un deporte solitario, cuando estás en un club como el de Box Potros, hay un gran sentimiento en saber que formas parte de algo y que hay ocasiones en que solo estás esperando a que llegue ese momento del día, que lo hace, no sólo el entrenamiento sino las personas con las que disfrutas y te acompañan en todo el camino a recorrer.
Para mí es un orgullo Ser Potro, Ser UNLA.