Publicado el 2022-06-10 en Deportes

El sueño Potros UNLA Esport Club

Por Edson José Villa Peñaloza 

XUNLA de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la UNLA

 

Hace tiempo, finalicé mi carrera en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Latina de América. Durante mi paso por la institución, fui conocido mayormente por ser el capitán del Equipo Representativo de League of Legends, un proyecto que, al entrar a mi casa de estudios, fundé junto con el entrenador Sergio Daniel Mendoza Maya, un profesional en el mundo de los deportes electrónicos. Él se convirtió en mi mentor, colega y amigo, por lo que cuenta con todo mi respeto y admiración. 

 

 

Además, tuve la fortuna de competir junto con compañeros de distintas licenciaturas: Relaciones Comerciales Internacionales, Administración de Empresas, Psicología, Gastronomía, Diseño de la Comunicación Gráfica e Ingeniería Civil; a quienes agradezco por haberse convertido en mi motor y soporte para finalizar mis estudios.

 

Al inicio, todo era muy complicado, era difícil conseguir credibilidad, porque éramos un proyecto nuevo que se basaba en una disciplina poco conocida, sin embargo, eso lo volvía más divertido, el desafío de encontrar el apoyo que merecíamos como equipo me emocionaba. Comencé presentándome con la Jefatura de Actividades Deportivas, dejando en claro mis intenciones de ser un representante de la universidad, buscando la autorización de participar en competencias bajo el nombre de Potros UNLA. El área siempre fue muy amable conmigo. Le agradezco a Sofi, Horacio y la licenciada Obdulia, por escucharme cada vez que iba a hablarles sobre el proyecto y nuestros objetivos. 

 

 

Una vez que contamos con el apoyo de la Jefatura, teníamos que conseguir que la Comunidad UNLA nos conociera. Puse en práctica mis clases y aprendizajes de la carrera, escribí artículos sobre el equipo para Nexum, la revista de la universidad, saqué spots con entrevistas a mi equipo y mi entrenador para Radio UNLA e incluso hablé del proyecto que tanto amaba con Rectoría, docentes y otras personas de la institución.

 

Con el tiempo, lentamente empezaba a ver cambios dentro de la universidad. En el primer año, empezamos a competir, no había gran repercusión en el campus, pero sí en mis compañeros y en mí. Durante el segundo año, comenzamos a participar en torneos de organizaciones a las cuales la UNLA está asociada: CONDDE y CONADEIP; además, Sofi nos daba sesiones de motivación y liderazgo, lo cual animaba mi corazón, pues significaba que nos tomaban más en serio. Para el tercer año, nos proporcionaron playeras, nos dieron más horas para entrenar y mayor difusión en sus redes oficiales. El último año, incluso pudimos ser anfitriones de un torneo presencial.

 

 

El semestre en el que terminé la licenciatura fue clave, sabía que era mi última oportunidad para disfrutar con mis compañeros. En la última sesión con Sofí, lloré al percatarme de la persona en la que me había convertido tras mi trayectoria como capitán. No quería que acabara nunca, quería seguir siendo el capitán de mi equipo y acompañarlo, sin embargo, no podía detener el tiempo y elegí sonreír en nuestra última competencia.

 

Junto con la última semana de clases, llegó también el UNLA Esports Fest, en el que se abrió la modalidad de un nuevo juego, Fortnite. Ver a chicos y grandes interesados en los deportes electrónicos y competir fue increíble, me di cuenta de que todo lo que mi entrenador, mi equipo y yo habíamos hecho al fin había dado frutos. Saber que me había vinculado con otras universidades y que se me consideraba un referente me llenaba de orgullo, y competir por última vez con mis compañeros fue lo mejor que me pudo haber pasado. 

 

 

Mi equipo no se enteró de esto, pero antes de irme de la universidad pensé en mis cuatro años como capitán, en mis compañeros y los amigos que hice; al momento de ponerme mi playera del equipo y sostener en mi mano la banda de capitán, volví a llorar. Agradecí a aquellas personas que me inspiraron, me sostuvieron y creyeron en mí: coach Sergio, Gera, Lucho, Deet, Carlos, Sama, Dani, Taichy, Serge, Yezid, Mike, Aldo, Ian, Pao, Zuri, Micha y Gabo. No puedo hablar del equipo sin pensar en ellas, que junto conmigo trabajaron duro por hacer del proyecto algo cada vez más grande. Por último, agradezco a la UNLA, porque, sin su apoyo, jamás habría cumplido con el sueño de competir como un jugador de videojuegos.

 

Mi etapa acabó y solo me resta decir que no sé si fui el capitán que mis compañeros necesitaban, pero siempre fui el capitán que creyó en ellos, que los admiraba y que los ama.

¡Gracias por todo, Potros! 

 

 

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