Por: Marco Antonio Mercado López, alumno de la licenciatura en Derecho en el Sistema Ejecutivo
He querido parafrasear la famosa frase del príncipe Hamlet «Ser o no Ser» en la afamada obra de William Shakespeare, Hamlet, y ello porque a mis cincuenta años decidí iniciar otra carrera, en mi caso la carrera de Derecho.
Casi todos estamos de acuerdo que estudiar es bueno, que abre puertas, que nos da más posibilidades en el campo laboral, incluso que es una satisfacción personal y muchas veces familiar: «ser el primero en terminar una carrera en mi familia».
Sin embargo, el no estudiar también tiene muchos elementos que hacen que esta opción sea muy fuerte, tales como, falta de tiempo; falta de dinero, estoy muy viejo para esto, etc. En mi caso, el «no estudia» era más fuerte.
Ya a mi edad había cursado algunas licenciaturas y maestrías, mi tiempo era más limitado y el tiempo que me quedaba libre prefería dedicárselo al deporte y otros pasatiempos. A mis cincuenta años pensaba «ya no estoy para estos trotes y ya no tengo necesidad».
Sin embargo, la espinita de obtener una licenciatura en Derecho, área que siempre me gustó, estaba allí. Un buen día un gran amigo de toda la vida y además licenciado en Derecho me habló del Sistema Ejecutivo de la Universidad Latina de América (UNLA) y ese programa tumbó uno a uno mis argumentos para NO estudiar:
Hoy me faltan dos meses para terminar mis estudios y puedo decir que tomé una gran decisión, no únicamente me he enriquecido de los conocimientos obtenidos, sino también de la experiencia de los profesores. Algunos de ellos habían sido compañeros míos en la preparatoria, excelentes docentes que se acoplan muy bien a las necesidades de todos y cada uno de los estudiantes del sistema ejecutivo. Pero, lo más valioso, un ambiente de compañerismo y de riqueza multigeneracional increíble, aunque yo era el abuelito del grupo, la actualización y vida que me ha transmitido el hacer amistad con mis compañeros tan jóvenes como de la edad de diecinueve años, su vitalidad, su compartirme su visión del mundo y recordar cuando yo mismo tenía esa edad, el compartirles mi experiencia y ver su interés, compañeros con otras carreras que aportaban mucho en cada clase, el que aun siendo tan diversos y de diferentes edades hiciéramos un gran grupo y grandes amistades, es una experiencia que yo mismo no esperaba, y que han hecho de esta experiencia, una experiencia de vida en la UNLA. Algo que me ha enriquecido grandemente como persona y que recomiendo a todo el mundo. «estudiar o no estudiar» creo que nunca hay que dejar de estudiar y si puedes hacerlo en el sistema ejecutivo de la UNLA, no te arrepentirás como yo no lo he hecho ni por un instante.