Por: Maydelline Guadalupe Flores Jiménez, estudiante de tercer semestre de la licenciatura en Diseño de la Comunicación Gráfica de la UNLA
«La vida es una colección de momentos y las fotografías coleccionan pequeños fragmentos de esta». – Autor desconocido.
El compartir un fragmento de lo que realizamos este semestre en clase de fotografía me entusiasma bastante. Por mi mente jamás se presentó la idea de que algún día montaría una exposición de fotografía y mucho menos que mis compañeros y yo seríamos partícipes de tal acontecimiento. Por nuestra parte no hubo nada más que esfuerzo, dedicación y un sinfín de emociones y sentimientos encontrados.
Aún recuerdo que recién iniciando el tercer semestre teníamos la asignatura de fotografía y siendo sincera, estaba muy entusiasmada ya que despertaba mi atención en lo absoluto. La primera clase con el profesor fue un total reto, ya que llegando al salón y tomando nuestros asientos nos comentó que ya teníamos una exposición fotográfica en puerta, todos queríamos desertar. Para mí, el imaginarme lo que iba a suceder me daba bastante miedo e incertidumbre. Para comenzar, no sabía prender una cámara y para terminar, ni siquiera tenía una cámara. Todo era tan estresante, ¿cómo se suponía que iba a exponer una fotografía si no sabía nada de fotografía? Aunque yo sabía que no era la única que estaba pasando por lo mismo.
El tiempo pasó y un día el profesor lo comentó nuevamente en clase, nadie recordó nada hasta ese momento y nuevamente el miedo se apoderó en cada uno de nosotros. Después de que nos comentara un poco más de qué trataba esta gran idea suya de exponer ante todos algunas fotografías, y aún sin saber si podrían nombrarse como tal, se integró una profesora más y se volvió parte de nuestro equipo.
Pasando las semanas sinceramente puedo decir que mi grupo y yo estábamos envueltos en un caos total, mucho estrés, malos entendidos debido a la mala organización que teníamos por momentos, todavía nos faltaba un poco más el estar en sintonía, ya que con tantas tareas y trabajos en puerta, nos sentíamos en evaluaciones de parcial.
Lo primero en puerta para todos nosotros fue escoger un tema para la exposición fotográfica que tendríamos, con la profesora y el grupo nos pusimos en marcha para determinar el tema; muerte, demonios, día de muertos, fotografía de producto, paisajes, fueron algunos temas que se nombraron en clase aquel día, teníamos un sinfín de ideas. Finalmente decidimos iniciar la votación y la soledad se hizo presente. Así que, la soledad positiva y la soledad negativa sería representada por cada uno de nosotros según nuestra percepción.
Me da mucha risa recordar que nuestra exposición fotográfica titulada ‘Solos’ no se llamaría solos, sino más bien desconexión o desconexiones, y no saben cuántas veces más dudamos del tema y del nombre de esta exposición. Lo peor fue que el bocetaje para el identificador de la exposición estaba en proceso y nosotros aún seguíamos dudando del nombre. Algo no nos convencía y ese algo era que sentíamos demasiado largo el nombre. Así que comenzamos a planteárnoslo cada vez más y yo sé que nadie lo decía pero todos lo sabíamos: no queríamos seguir trabajando con ese nombre para la exposición. Y por consiguiente llegó la grandiosa pregunta en el momento menos indicado: ¿y si cambiamos el nombre? Sí, así es,lo decidimos cambiar.
Finalmente, después de un proceso de diseño muy largo y cansado pudimos seleccionar un identificador para esta exposición, para así, empezar a trabajar con la invitación y sobre todo con la publicidad que se haría en la universidad y en las redes sociales. Cuando ya teníamos todo seleccionado para imprimir surgió lo peor que nos podía pasar, desperdiciar el papel fotográfico que teníamos y que nos costó mucho trabajo conseguir por diversas razones. Pero se preguntarán, cómo sucedió o qué fue lo que sucedió. Lo que pasó fue que a la hora de imprimir no nos dimos cuenta de que se imprimió publicidad de la exposición en este papel. Y sí, como se podrán imaginar, de inmediato se dejó el proceso de impresión en ese papel porque como saben, no tendríamos papel para las fotografías y por lo tanto ya no habría exposición. Como dije anteriormente, estábamos envueltos en un caos total.
Nuestra directora nos salvó como siempre y nos consiguió el papel que necesitábamos, así que nos volvió el aliento y nos pusimos nuevamente en marcha.
Más adelante nuestras fotografías fueron impresas. Los mdf llegaron, se pintaron y las fotos se montaron. Ahora solo nos quedaba estar presentes y eso nos inquietaba mucho ya que cada vez estaba más próxima la exposición y los nervios ya se sentían.
Entre mucho estrés, faltas de ortografía, muchas risas, desespero, y compañía, por fin nuestra exposición fotográfica SOLOS sucedió, todo salió estupendo, nos sentimos afortunados y satisfechos con nuestro empeño, jamás creí que algún día haría algo así.
La soledad puede ser reconfortante o dolorosa dependiendo de quién la experimenta. La soledad es disfrutada por muchos y repudiada por otros.
Algo que agradezco de corazón fue la ayuda de nuestros profesores y Directora que estuvieron al pendiente de nosotros, porque sin ellos nos habríamos perdido en el transcurso del camino. También a la Casa de la Cultura, quién nos brindó un espacio, a nuestras familias que se tomaron el tiempo de ser partícipes de pequeñas cosas importantes en nuestras vidas. A la UNLA por brindarnos este tipo de experiencias inolvidables. Y sobre todo, a mis compañeros que no se rindieron tan fácil y que a pesar de todo lo que enfrentamos se mantuvieron al margen y se apoyaron los unos con los otros. Creo que me quedo con eso, la experiencia que se vivió porque fue una de las mejores.
Los estudiantes que integraron la exposición fotográfica: