Por Andrea Michelle Aceves Hernández y Francisco Javier del Toro Valencia
A lo largo de la vida del ser humano, este experimenta distintas situaciones que ponen a prueba su capacidad de desarrollo y crecimiento de aspectos específicos de su persona, en ocasiones representando enormes retos que lo colocan en el riesgo de estancarse.
El estrés
Una de las definiciones más recientes y más acertadas de estrés ha sido planteada por Bruce McEwen (2000): “Amenaza real o supuesta a la integridad fisiológica o psicológica de un individuo que resulta en una respuesta fisiológica y/o conductual”. El estrés y la ansiedad, a pesar de ser tergiversadas actualmente, son experiencias comunes para la mayoría de las personas y, de hecho, pueden tener un efecto positivo dependiendo de su manejo y cantidad.
El estrés ocurre cuando los cambios en el medio externo o interno son interpretados por el organismo como una amenaza a su homeostasis. La habilidad del organismo de ejecutar la respuesta apropiada a cambios ambientales potencialmente estresantes requiere del correcto reconocimiento del cambio y la correcta activación de la respuesta de estrés.
Las reacciones psicológicas que causa el estrés tienen tres componentes: el emocional, el cognitivo y el de comportamiento. Gerald Hüther (2012) comentó: “El estrés y las emociones tienen muchísima relación que hasta la definición son similares. Las emociones se pueden definir como un estado de ánimo que aparece como reacción a un estímulo”. Por lo anterior, de acuerdo al análisis que se haga, el estrés puede considerarse una emoción o una reacción distinta. Lo que es cierto, es que el estrés tiene características comunes con las emociones y por ello se considera uno de los tres componentes.
Algunas respuestas de tipo emocional que se presentan en personas afectadas por el estrés son las siguientes: abatimiento, tristeza, irritabilidad, apatía, indiferencia, inestabilidad emocional, etc. Se dice que los agentes estresores llegan por medio de los sentidos (vista, oído, tacto, gusto y olfato) y posteriormente despiertan las emociones.
El desconocimiento de las estrategias para el manejo del estrés y su gestión pueden ocasionar que el estrés desemboque en diversas manifestaciones clínicas que pueden cronificarse y conducirnos al agotamiento psicosomático.
Curso corto de Estrategias Básicas para el Manejo del Estrés
El primer paso para manejar el estrés es reconocer su presencia en la vida. Las personas experimentan el estrés de manera diferente, aunque de manera general puede que se enojen o estén irritables, que no puedan dormir o que sufran dolores de cabeza o malestar estomacal. Lo importante es hacer un examen de autoconocimiento y ser consciente de la manera de manifestarse el estrés en nuestra persona. Una vez que usted conozca las señales, el siguiente paso es buscar la manera de manejarlo. Para ello, existen programas como el Curso corto de Estrategias Básicas para el Manejo del Estrés en la Universidad Latina de América que tienen el objetivo de facilitar a los participantes las herramientas básicas para el manejo adecuado del estrés cotidiano, generado por condiciones individuales, laborales, familiares, etc.
No menos importante y de la mano con las herramientas para el correcto manejo de estrés se encuentran los primeros auxilios psicológicos. Estos son las primeras acciones a realizar ante las crisis emocionales que pueden presentarse en distintos momentos, espacios y bajo distintas condiciones.
Curso corto de Primeros Auxilios Psicológicos
Una definición clara y concisa de los primeros auxilios puede ser la dada por Benveniste (2000): “Es la intervención psicológica en el momento de crisis, entendiéndose como una ayuda breve e inmediata de apoyo a la persona para restablecer su estabilidad personal a nivel emocional, físico, cognitivo y conductual”.
La meta de los primeros auxilios psicológicos es que la persona salga del shock y active sus recursos para recuperar su capacidad de afrontamiento. El objetivo es auxiliar a la persona a dar pasos concretos hacia el afrontamiento de la crisis, lo cual incluye la conceptualización del hecho, la clarificación de los pensamientos, el manejo adecuado de las emociones y sentimientos, el control de la subjetividad, de la fantasía catastrófica, de la sensación de amenaza y comenzar así el proceso de solución del problema.
Existen tres aspectos o subtemas de los primeros auxilios psicológicos que dan dirección a la actitud del asistente (Slaikeu, 2000):
El objetivo del Curso corto de Primeros Auxilios Psicológicos es facilitar a los participantes las herramientas básicas para la aplicación de primeros auxilios psicológicos en contextos en los que sea posible su ocurrencia ante casos de personas con crisis emocionales y está dirigido a todo el personal del área de la salud, personal de atención a emergencias y rescate, docentes y personal educativo, padres de familia y público en general interesado en capacitarse para que, dentro de su contexto cercano y bajo la ocurrencia de crisis emocionales, puedan ser de los primeros actores en atenderlas.
Conclusión
Debido a los tiempos complejos que se viven actualmente en la sociedad, es más frecuente la exposición a personas en situación emocionalmente conflictivas. Todos en algún momento nos hemos sentido impotentes frente a una persona que atraviesa una profunda crisis de dolor emocional, al no contar las herramientas para auxiliarlo. En ocasiones, nosotros mismos somos estas personas.
Son tantos los escenarios y son cada vez más comunes en los que se pueden presentar las crisis emocionales. Por ello, es necesario estar preparados para brindar una contención inmediata, a través de las distintas herramientas y planes de acción para este tipo de situaciones, sobre todo porque no siempre se contará con el personal profesional para actuar inmediatamente.