Por: Nora Magdalena Pita Aguilar, estudiante de séptimo semestre de la licenciatura en Derecho de la UNLA
En un mundo cada vez más digitalizado, donde la tecnología y la conectividad son parte integral de nuestras vidas, es imprescindible abordar las implicaciones en cuanto a nuestra privacidad, dignidad y seguridad, esto convierte la navegación en línea en un tema apremiante.
La tecnología es un elemento intrínseco en la vida moderna y su influencia abarca aspectos que van desde la economía hasta la educación; sin embargo, este progreso tecnológico también ha traído consigo desafíos significativos, especialmente en lo que respecta a la seguridad y a la dignidad de las personas, con un enfoque particular en las mujeres.
La violencia digital de género es una realidad alarmante en México, con base en datos del INEGI se revela que más del 70% de la población mexicana utiliza internet, por lo que el acceso a la red se ha convertido en una herramienta indispensable y aunque conlleva beneficios, también ha dado lugar a un fenómeno alarmante «la violencia digital de género».
Las cifras del INEGI han indicado que más del 30% de las mujeres mexicanas han experimentado algún tipo de violencia en línea, esto incluye el acoso, la difusión no consensuada de imágenes íntimas y la discriminación de género. Estas cifras ponen de manifiesto la necesidad urgente de abordar la falta de seguridad en internet y su impacto negativo en la vida de las mujeres.
En este contexto, la Ley Olimpia surge como una respuesta legislativa fundamental. Su objetivo principal es prevenir y sancionar la violencia digital de género, estableciendo mecanismos para proteger la intimidad y la dignidad en el espacio digital. Además, busca crear conciencia sobre los derechos digitales y promover una cultura de respeto y tolerancia en línea; no obstante, es importante destacar que la mera existencia de una ley no es suficiente para abordar este problema tan complejo.
Para abordar eficazmente el desafío de la violencia digital de género se han propuesto diversas medidas, en primer lugar, es esencial fortalecer la educación digital, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Los programas educativos deben incluir información sobre los riesgos en línea, el consentimiento digital y los derechos digitales, brindando a los jóvenes las herramientas necesarias para navegar de manera segura y responsable.
Además, se debe promover la concientización en la sociedad sobre la importancia de la privacidad y la seguridad en línea. Esto puede lograrse mediante la colaboración entre el gobierno, las instituciones educativas, los medios de comunicación, la sociedad civil y las empresas. Las estadísticas del INEGI subrayan la urgencia de abordar la violencia digital de género. A través de la educación y la concientización, podemos construir un entorno digital más seguro y respetuoso.
Se tiene que reflexionar sobre el comportamiento individual en internet y contribuir a un entorno en línea, seguro y respetuoso, donde asumamos la responsabilidad de proteger nuestros derechos y los de los demás en el mundo virtual. Con ello podremos lograr una navegación segura en internet y construir un futuro digital donde todas las mujeres sean escuchadas y respetadas, la protección de los derechos digitales es una responsabilidad compartida que requiere la acción de todos.
Referencias
Aguirre, I., Barrera, L. V., Zamora, A. y Rangel, Y. (2020). Justicia en trámite. El limbo de las investigaciones sobre violencia digital en México. México: Luchadoras.
INEGI (2022a). Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH). México: Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
_______(2022b). Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) 2021. Recuperado de https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2022/mociba/MOCIBA2021.pdf
Salgado-Espinosa, L. A. y Salgado-Espinosa, M. L. (2022). Violencia digital contra las mujeres en México: caracterización, efectos, experiencias y redes. Femeris, 7(3), 1-16.