Por el doctor Rafael de Jesús Huacuz Elías
Coordinador de la maestría en Planeación y Ordenamiento Territorial Sostenible de la UNLA
En las zonas rurales de nuestro país, existe una gran cantidad de actividades primarias que no se desarrollan en la ciudad, por ejemplo, la agricultura, una de las más importantes; la ganadería, la pesca, la silvicultura o la minería. Otra condición que diferencia lo rural de lo urbano es la dispersión de población sobre el territorio, en las zonas urbanas se espera una densidad de hasta 120 habitantes por hectárea, mientras que en las zonas rurales no rebasa los 10 habitantes por hectárea.
En contraste con la ciudad, en donde existe una gran cantidad de bienes y servicios, en las zonas rurales estos son limitados, por ejemplo, existe un nivel muy bajo de escolaridad y generalmente no hay clínicas de salud. La ausencia de inversión por parte de los gobiernos genera una calidad de vida baja. Aunque el costo de los servicios también es reducido, no existen cuentas cotidianas de telefonía e internet, o de consumo en gas y transporte. Además, la población rural aspira a una autosuficiencia alimentaria que suele ser limitada.
En teoría, las zonas rurales poseen un ambiente natural con mayor cantidad de biodiversidad, debido a que una mayor extensión de territorio les permite a las poblaciones de animales y plantas tener mejor capacidad de reproducción y adaptación. Sin embargo, en la realidad cualquier asentamiento humano impacta sobre la flora y fauna, por el uso agresivo que se hace de ellos.
La vida silvestre es considerada como un bien de uso, y no se aprecia su valor como parte de su ecosistema, no se respeta a la naturaleza. Desde luego, dicho valor es nulo en la ciudad. En general, los bienes y recursos que existen en el campo son transformados por su valor de cambio en los mercados aledaños a los centros de población. Así, se obtienen los recursos económicos necesarios para mantener este deteriorado estilo de vida.
El valor intrínseco que tiene el espacio rural para la ciudad es muy alto, a pesar de las disparidades poblacionales, ya que, según datos del INEGI (2020), existe un 70% de población urbana contra un 30% de población rural. Es momento de revalorar las ventajas rurales y ponerlas al servicio de nuestras ciudades, a fin de encontrar el tan anhelado equilibrio regional del que urbanistas y planificadores territoriales han hablado a lo largo de las últimas cinco décadas.
Referencia
Ortiz, J. (4 de febrero de 2020). «Zona rural: características, actividades económicas y ejemplos». Lifeder. Recuperado de https://www.lifeder.com/caracteristicas-zona-rural/
