Por André Aguilar Aguilar
La UNLA ha establecido estrategias para fortalecer el perfil de quienes se incorporan y egresan de sus posgrados; la metodología, como herramienta para hacer visible una propuesta, es una de ellas.
Hubo un tiempo en que, ante las necesidades de progreso de la sociedad, se requirieron respuestas concretas que se podían responder mediante el conocimiento depositado en el perfil educativo de nivel superior. Así, adjunto al crecimiento exponencial de la población, ocurrido a mediados del siglo veinte, se generaron expectativas de consumo que se cumplieron parcialmente y por un tiempo menor al considerado. En el caso de los grandes corporativos, las expectativas de venta se cumplieron, sin embargo, en el de los profesionistas independientes no hubo el mismo efecto. Solo en una primera etapa, justo en la segunda mitad del siglo pasado, el éxito profesional parecía cumplir con lo prometido: tener empleo y crecimiento del egresado. Conforme se llegó a los años noventa, muchas oficinas de prestadores de servicios profesionales cerraron debido a que cambió el comportamiento del mercado, dejando en desempleo o con un empleo limitado a varias generaciones de egresados de diversas carreras profesionales.
Varios de los profesionistas que pudieron continuar dedicándose a su actividad profesional tuvieron la oportunidad de formar parte, en esos años, de élites organizadas que procuraron la estabilidad de sus integrantes; otros, consiguieron mantenerse por su trabajo sobresaliente porque estaban ocupando posiciones administrativas; otros por contar con una cartera de trabajo de muchos años, entre otros casos. Un gran número de ellos se han mantenido en una movilidad muy alta para tratar de cumplir con las expectativas.
En esa práctica, ajustándose al mercado, han surgido actividades específicas resultado del devenir, las que, por un tiempo, han sido ocupadas por oportunidad, requiriendo la sustitución con el perfil especializado. Es en ese caso en que el prepararse formalmente es algo de importancia.
¿Qué pide el mercado? En estos primeros veinte años del siglo veintiuno, la narrativa en un prestador de servicio ha sido clave para la obtención de trabajo. Ejercitarla ha sido, además de laboral, un modo de construir el progreso cultural de la sociedad. Mantener la atención del lector resulta clave en dicha narrativa; que un posgrado prepare para mejorar la capacidad del relato del profesionista, resultar clave en ese proceso cultural.
Uno de los temas relevantes para la adquisición y fortalecimiento de esa capacidad es el reconocimiento de una metodología. En las instituciones educativas con mayor reconocimiento, su manejo forma parte del perfil de egreso. Preocupados por este escenario, la UNLA ha generado opciones para que el profesionista tenga la oportunidad de ampliar sus modos de expresión mediante el estudio de posgrados.
Para reconocer un valor a la metodología, por ahora sería suficiente distinguir los tiempos de diversas expresiones culturales. De modo superficial, en un primer contacto, se puede explicar el acto como algo que tiene un principio, luego, un desarrollo y el final. A partir de esto, ejercitar la mente recordando en la literatura, la música, el teatro, el cine, el internet; los actos diversos, etc., resultará fácil comprender algunas constantes de nuestro modo de comunicación.
La metodología tiene como naturaleza hacer visible un producto. Puede, en sí, convertirse en un modo de creación, sin embargo, lo esencial de esta es cumplir como medio de comunicación.La metodología también establece puentes de comunicación entre instituciones públicas y privadas, a nivel local, nacional e internacional. Forma parte de estructuras económicas, políticas, sociales, deportivas, de salud, de seguridad, etcétera, manteniéndose en movimiento para responder a las diversas situaciones culturales.
En el caso de la Maestría en Planeación y Ordenamiento Territorial (MPT) en la UNLA, la metodología conforma dos materias del programa actual: Taller de Proyectos I y Taller de Proyectos II. En el primer taller el estudiante se plantea una estructura para el desarrollo de un tema de investigación por él propuesto, en que aclare alcances y tiempos para lograr resultados. En el segundo taller se ponen a prueba esos resultados.
El acercamiento a una metodología cambia el modo de expresión, de relatar. En este caso ocurre mediante un documento escrito; cuidar al lector es una prioridad. De ahí la oportunidad de mejorar en el diálogo como prestador de servicios, mantener un ingreso con ello e incluirse en los procesos culturales de su sociedad.