Por Ricardo Arreola Partida, egresado de la licenciatura en Diseño de la Comunicación Gráfica
Creo que hay preguntas más interesantes que las respuestas que surgen de ellas. Hace algunos años estaba haciendo un proyecto para la materia de Tipografía en la Licenciatura de Diseño de la Comunicación Gráfica, cuando mi papá me preguntó: “Bueno, y ¿por qué te gustan tanto las letras?”, su cara tenía una expresión de sorpresa genuina, no podía creer que alguien le pusiera tanta atención a algo tan pequeño y que muchas veces (la mayoría) ni siquiera notamos o nos detenemos a observar (para muchos tipógrafos esto sería un enorme halago). Yo me quedé pensando, en realidad no le contesté, pero es algo que nunca me había preguntado a mí mismo y fue tan buena su pregunta que no me esperaría lo que surgió de ella… un recuerdo.
Apropiación
“No era más que un zorro semejante a cien mil otros.
Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo”.
Antoine de Saint Exupéry, El Principito
Desde niño recuerdo poner especial atención al dibujo de las letras, palabra a palabra, absorbido por los trazos curvos y rectos, el lápiz y el papel fueron mis mejores herramientas para pasar el tiempo. Fue hasta que cursé mis materias de Tipografía en la Universidad Latina de América que pude nombrar eso que sentía en mis entrañas desde pequeño, lo que más me gustaba hacer tenía nombre, y también muchos apellidos: Vignelli, Didot, Lubalin, Benguiat, Young, Miedinger, muchos estilos y filosofías alrededor de las letras, muchos aspectos técnicos que aprender, muchas palabras de amor en torno a ellas y gracias a ellas.
Aprendizaje
¿Qué te enseñan cuando estudias tipografía? Una de las respuestas más bonitas y al mismo tiempo real que he escuchado es que cuando eres diseñador tipográfico no dibujas letras sino el “espacio alrededor de ellas”. El espacio y el “blanco” de las páginas, carteles, etc. debe ser algo que los diseñadores dominemos y usemos a nuestro favor siempre, como los arquitectos que dominan cómo entra la luz en sus edificios, para los tipógrafos es igual de estricto el dominio del “blanco”, teniendo tantas posibilidades de combinaciones de letras, infinitas palabras, algún mal trazo o invasión del espacio suele ser catastrófico.
Pero el aprendizaje de la tipografía va más allá de dibujar y espaciar cada letra, número o signo, cuando aprendes tipografía también desarrollas tu propia filosofía alrededor de la letra, qué tan etérea, clásica, protagonista, elegante, deportiva, dinámica o bailarina será, ¿qué quieres que exprese o no quieres que exprese nada?
En 2019 tuve la oportunidad de estudiar el Diplomado en Diseño y Producción Tipográfica en la Ciudad de México, con maestros tan reconocidos en la industria como Paco Calles, Cristóbal Henestrosa, Isaías Loaiza e Iván Moreno, mi parte favorita de la experiencia sin duda fue que en un mismo espacio estuviéramos personas de todo el país con un mismo interés en común. Me da risa y me enorgullece enormemente ser parte del único gremio que pase horas y horas dibujando una “A”, que se detiene a pensar si el fuste de la “H” está colocado a la altura correcta, que se emociona cuando camina en la calle y se encuentre alguna letra viva de otros tiempos en algún rótulo o letrero antiguo.
Publicación
“Obsessions make my life worse and my work better”.
Stefan Sagmeister
Probablemente algo que todos los diseñadores de letras tenemos en común es la obsesión por los detalles; hacer que cada letra encaje perfectamente en la hoja en blanco o pantalla es nuestra tarea diaria. Realmente no nos imaginamos cuánto tiempo y dedicación tiene detrás de sí una tipografía o un lettering.
A finales del año 2020, Paco Calles me invitó a mandar una letra “A” para que fuera usada como portada de la sección de Artes del periódico El Heraldo de México, esto como parte de la difusión de la letra y la tipografía en todo el país. Tipógrafos y letristas que admiro han participado en diferentes ediciones, y no puedo sino sentir orgullo porque mi trabajo sea expuesto de una manera tan masiva. Como diseñador y tipógrafo he hecho logotipos customizados para restaurantes, bandas de rock, marcas de ropa, he desarrollado proyectos editoriales como libros, revistas, carteles sociales y comerciales, y actualmente me encuentro desarrollando un par de tipografías que espero pronto publicar.
Un recuerdo
No sé cuántos años tenía, pero fue en el comedor de la casa de mis papás, mi mamá estaba escribiendo algo, tal vez una nota para mi papá o un poema para la tierra, yo estaba a su lado viendo por encima del brazo que posaba sobre la mesa cómo apoyaba y movía el lápiz sobre la hoja, pero no solo eso, a pesar del trazo rapidísimo con el que escribía también se daba el lujo de hacer un tipo de “decoración” a las letras, sobre todo a las mayúsculas y a la “a” minúscula. Para mis ojos de niño fue como el descubrimiento de un tesoro, las letras no solo servían para anotar o leer sino que vivían, podían tener personalidad propia, podían transmitir algo más aparte del mensaje o pensamiento que escribían, algo sublime y sutil que he abrazado desde ese momento. Ahí se encendió esa chispa de interés en las letras, y después de ese momento ha habido mucho más que refuerzan el amor que les tengo, muchas horas de dibujo, también muchos errores o aprendizajes. Creo, sinceramente, que hay preguntas más interesantes que las respuestas que surgen de ellas.
¿Qué dudas tienes hoy en día? ¿Qué te mantiene despierto y con ganas de aprender y crear? ¿Qué es para ti la creatividad? ¿Qué partes de ti dejas en cada uno de tus trabajos? ¿De cuál de las galaxias te sientes más distante?